martes, 22 de noviembre de 2011

Los estados del Estado. (1 de 3)



 Por Horace de La Bruyère.

Aunque es siempre el mismo Estado, en cincuenta años Argentina ha tenido Estados democráticos con debilidades que los tornaron inviables, nefandos estados dictatoriales, un estado neoliberal y un Estado nacional. Es una apretada síntesis que se desgrana –también sintéticamente- para reflexión de quienes se quejan en la Argentina del Siglo XXI. Un aleve costado bíblico grita Perdónalos, Padre, pues no saben lo que hacen.
1955. 
Promediando la década del cincuenta, una revolución autodenominada libertadora derrocó a Juan Perón, el líder democrático que más apoyo ha tenido en la historia del país desde que se independizó de España. Los líderes de la revuelta fusilaron a los militares que apoyaban al gobierno constituido, masacraron a la población civil en la Plaza de Mayo, prohibieron la difusión de toda iconografía partidaria y la mención del apellido del líder: A partir de ese momento decretó que la gente debería referirse a Perón como el tirano prófugo. Con el ingenio del pueblo (que nunca se detiene y se recrea permanentemente, como decía el general) en Argentina se silbaba con rebelde alegría la pegadiza marcha peronista y se atesoraban los retratos del líder en la privacidad de los hogares. Pero la justicia siempre llega y aquel triste (des)gobierno es ahora recordado como La fusiladora que –hay que decirlo- contó con el apoyo de una parte de la civilidad.
1958. 
Jaqueada por su propia inutilidad e ineficacia, la fusiladora cumplió con su cometido inicial y único –el derrocamiento de un gobierno elegido por el pueblo- y en poco tiempo llamó a elecciones manteniendo la interdicción del peronismo. Ante la ausencia de la fuerza política mayoritaria, accedió al poder un gobierno (el de Arturo Frondizi), gracias al apoyo que llegó desde el exterior, donde vivía Perón exiliado. El apoyo peronista a la candidatura de Frondizi estuvo a punto de obstaculizar la entrega del gobierno, porque el candidato ganador no era del agrado de la fusiladora. Así, Frondizi gobernó bajo permanente amenaza y fue semi derrocado tragicómicamente en 1962, cuando otros ineptos militares lo encarcelaron y –cuando uno de sus secuaces fue al otro día a asumir funciones en la Casa de Gobierno- se encontró con que José María Guido, -Presidente del Senado y sucesor natural del Presidente electo, según lo indica la Constitución Nacional de la República Argentina- había jurado como Presidente de la Nación. Con supina torpeza, los golpistas visitantes a la Casa de Gobierno aceptaron la situación pero condicionaron al nuevo y endeble gobierno, a tal punto de nombrarle un gabinete de derecha, entregador de las riquezas nacionales. Se convocó a elecciones nuevamente con la proscripción del peronismo y resultó victorioso el partido radical, de una proclamada e inclaudicable fe en los estamentos de la democracia. Para lo que viene, quiero detenerme antes en una reflexión de Bertrand Russell en su “Filosofía y política”, incluida en sus maravillosos “Ensayos impopulares”: “Una creencia fanática en la democracia torna imposibles las instituciones democráticas.” Como lo he visto expresado de diferentes maneras y la que doy es una traducción personal, transcribo abajo el original.[1]
1963. 
Accedió al poder una vez más el partido radical bajo el mando del Dr. Humberto Illia, un médico rural de palabra serena y ademanes amables. Como quedó dicho, el partido radical es una fracción política argentina de irrenuciable convicción democrática. Quizás por eso y sólo por eso, aquel otro gobierno -de imposible ejecución- fue derrocado por otra revolución –ésta, autodenominada argentina- apenas tres años después. Parte de la prensa había hecho mofa y burla de ese Estado, tildándolo de lento. Se caricaturizó al presidente electo con la imagen de una tortuga. Fueron tres años difíciles, en los que la administración del gobierno se vio siempre amenazada por los militares, que insistían en mencionar a Perón como el dictador depuesto, aunque que el aire en Argentina tenía impregnado el aroma inmanente del viejo líder, aún a casi una década de su destitución: El general era una presencia silenciada. El destronamiento del presidente Illia es uno más en esa retahíla que en esa época se cobró cinco presidentes constitucionales y tres usurpadores que en aquella época denominaban de facto, pues estos militares eran victimarios primero de gobiernos de iure, y luego víctimas del serpentario que habían construido. 
Reproducción total o parcial permitida para fines no comerciales. Por favor cite la fuente. 
[1]a fanatical belief in democracy makes democratic institutions impossible. B. Russell, Unpopular essays.

lunes, 17 de octubre de 2011

El triste y mortificador discurso de la derrota.

Por Horace de La Bruyère.
En algunas personas se percibe una mustia diatriba contra el mundo y contra casi todos los elementos que hay en el mundo, sobre todo en la propia sociedad que los cobija. En Buenos Aires observo que estos comentarios negativos se recrean en permanencia y que mucha gente tiende a describir los males del entorno una y otra vez, toda vez que puede hacerlo. Hay un regodeo infinito que relaciona entre sí y multiplica todo lo negativo que aparece al examinar la realidad cotidiana con superficialidad penosa. Los medios de comunicación conocen muy bien este costado dañino que reside en el espíritu humano. Algunos lo potencian para beneficio propio.
El viejo Divide ut regnes  ha mutado en un Desmoraliza y dominarás.
Se siembra miedo.
Se socava la fe y la esperanza de la gente.
El ejemplo más claro de estos continuos alegatos pesarosos se da en las páginas de noticias y segmentos televisivos policiales, que hacen de la violencia y de la sangre en las calles una constante exposición de monstruosidades. Cada país, cada región, cada ciudad tiene un representante de los explotadores de esta morbosa inclinación humana.
En el suplemento de Economía y Finanzas, instalan el falso argumento de que en realidad no estamos tan bien porque, si bien es record la venta de autos, esto es porque esa misma gente no puede comprar inmuebles. De otro modo: La gente gasta mucho dinero porque no puede gastar muchísimo más dinero. (¿!)
 Para rematar, el argumento es falso porque también es record la venta de inmuebles, pero se oculta. y si se menciona, detrás viene la pregunta: ¿Pero quién está comprando esos nuevos inmuebles?
Existen otros alegatos prototípicos que revelan a los dueños indiscutidos del triste y mortificador discurso de la derrota. Sus palabras están retroalimentadas por los medios de comunicación, que los escuchan y vuelven a amamantar con la perniciosa regurgitación del sermón de los perdedores.
Comiendo a diario ese guiso de negatividades, mucha gente se convence del descontrol total que produce la droga, de que la inflación está a tope, opina sobre una inseguridad sin límites, se convence de lo mal que funciona el gobierno municipal, comprende lo peor que actúa el gobierno provincial, y argumenta sobre la marcha pésima del gobierno nacional, porque lo que funciona mal es el mundo que lo rodea: En realidad, Está todo mal.
Generalmente rechazamos y les damos la espalda a los dueños de esta palabrería negativa acerca de lo caro que está la vida, pero por encima de todas las cosas sobre Lo mal que está todo en el mundo.
Ese sermón se impregna aún hasta en los espíritus elevados y proclives a las mejores intenciones.
Porque todos poseemos pensamientos modélicos siniestros: Aquellos no-dichos que describió Jacques Lacan, el recuerdo taladrador de ese triste discurso que nos roza, a veces nos enfrenta con lo peor de nosotros mismos: Ignoramos cuánto de positivo hay en nuestra presencia, aquí y ahora.
Olvidamos nuestra capacidad soberana de modificar lo que podemos corregir.
Callamos.
En cambio, las alocuciones persistentes de calamidades son retroalimentadas por algunos locutores, periodistas, encuestadores, sociólogos y comunicadores sociales que los escuchan y vuelven a amamantar al público en general con la regurgitación cíclica del sempiterno sermón de los perdedores.
A pesar de los derrotados de antemano y aunque muchos deban decirlo en voz baja, no está tan mal todo. Hay una gran cantidad entidades o elementos que funcionan perfectamente y están bien colocados en el mundo, y hay razones objetivas para derribar la enorme autodestruccción con la que muchos de nosotros tendemos a la estupefacción individual y social. Pese a eso, hasta los optimistas terminan atendiendo mandatos de estupefacción como estos dos: Mejor quedarse quieto, si total, ¿para qué?
No se puede.
Así que a pesar de los locutores, de los periodistas, encuestadores, a pesar de los sociólogos y de los comunicadores sociales, podemos aceptar que la la cocaína y el paco hacen mucho daño, que hay sangre en las calles, y todos ellos habrán de aceptar que hay mucho que está muy bien en el mundo y en la sociedad que nos toca.

Cinco trucos de de La Bruyère para evitar este pesaroso  discurso  del  fracaso.
La juventud.
Conózcala. No dé por sentado que la juventud de ahora es mucho más estúpida e ignorante que la que usted conoció cuando era joven. (Recuerde que entonces usted pensaba que en la juventud estaba el futuro...) Escúchela. Analícela. Déle la oportunidad de cerrar la idea de toda su esperanza, por inmensa que sea la esperanza de los jóvenes. (Es verdad que algunos jóvenes han comprado el discurso de la derrota, pero son una minoría que el propio tiempo ajusticiará, cuando los convierta en carcamanes panzones, mayores y amargados o en viejas arpías, arrugadas y secas de vientre)
La música.
Encuéntrela. Incorpórela a su vida cotidiana y disfrute linealmente de algún tema que le guste, segundo a segundo. Por cuestiones de mercado, los temas musicales populares no duran más de cuatro minutos. La música tiene la magia de manifestarse en ese tiempo, y durante ese lapso no hay otra cosa que le haga mella al placer que estará obteniendo.
El arte en general.
Manifiéstese. Desde el dibujo con lápiz de grafito hasta el uso de softwares para creación y modificación de imágenes pasando por la danza, el teatro y la escultura, todo puede darle mucho placer. Combínelo con la percepción de otras artes, como la ya mencionada música. Duplicará el placer de este momento irrepetible que es el momento en que está viviendo, sin pensamientos negativos que lo hundan en la miseria y la depresión.
-La ciencia.
Avanzar hacia caminos del conocimiento que nadie ha transitado es uno de los placeres más grandes que puede sentir una persona. Mientras que la aproximación a la ciencia desde el estudio y la lectura es un anticipo de ese placer, el retendido de nuevas redes neuronales enciende la alegría y aleja de la muerte a los cerebros perezosos.
-La técnica.
Como con el arte, uno puede manifestarse mediante la reparación de ciertos objetos electrónicos, mecánicos o electromecánicos, el ajuste de tornillos, el cepillado de muebles, la construcción de casas, la pintura de paredes, pues ayudar en el edificio o en el barrio enaltece el espíritu: Encontrar a un otro y luego, verlo de verdad. Una vez que Usted haya hecho algo por alguien, nadie podrá quitárselo. Todo lo positivo puede combinarse con la música, que siempre puede estar con Usted.

Lo único que habrá tenido el hombre
una vez que haya partido es el tiempo,
así que será mejor aprovechemos el nuestro
Ho Lash Teg Hui.
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lunes, 10 de octubre de 2011

Cortitos

NOSOTROS

            Ahora veo que no sólo soy quien era sino que también me pertenecen las viejas personalidades que creí perdidas o muertas. Ahora, habiendo atravesado el tiempo lineal que me entregaron mis mayores, puedo inteligir una curva ahí en el medio, en el agujero del cielo donde me metí pero eso es otra historia; los cómo y los por qué los dejaré para otra vida en la que no te sienta tan cercano, viejo y querido solipsista brutal, tú.
            Ahora que no tengo que mentirle a nadie más porque nadie podría creerme, recuerdo que estuviste desde siempre cerca de mí sin que lo supiera, manejando cada instante con esa cautivante imaginación que te llevó adonde mejor te pareció. Quieres hacer lo mismo conmigo, quieres que beba de tu sangre, quieres endilgarme igual camino que el que alguien te señaló, impiadosamente.
            No. No tomaré aquel lastimoso puñal que se enardecía cuando alguien lo tocaba. No quiero hacerlo. He aprendido de tí que no es lo mismo igualdad que identidad. El efecto puede ser el mismo pero a la vez muy otro, no porque a cada cosa que existe le corresponda su exacto contrario, no, sino porque por sobre todo te he reconocido como al último heresiarca joven, tú, maldito de tí.
            Ahora que vislumbro la verdad no sé qué haré con mi cuerpo; si dejarlo reposar al paso de los años o simular que envejezco (tú y yo sabemos que eso tampoco es lo mismo). Alguna determinación he de tomar, ya que dentro de apenas doce horas vuelve a cerrarse el cielo y deberé estar definitivamente de uno u otro lado. Ahora que casi sé, quisiera adivinar cuál camino tomarías para estar plenamente convencido de nosotros, pero la única seguridad sobre la idea de nosotros reside en la débil conjetura de nuestra existencia. De nuestra identidad.


NUEVA  PLEGARIA

            Padre nuestro que estás en la tierra, líbranos de los correctores, de los que no dudan. De los best sellers y otros libros de venta calculada. De los presidentes enanos, de sus yernos cantantes, de sus nueras bailarinas. De la enanitud política, de las megalópolis y de la despersonalización. De los interventores ad honorem y de la violencia contratada para acallar a las voces descontentas. De quienes asesinaron a miles de personas y de quienes dieron las órdenes para hacerlo, convencidos de su buen servicio. De los pillos, los pillados y de quienes organizaron los comandos de la muerte. De quienes compran violencia y la envían a domicilio.
            Líbranos además de los estúpidos, los intérpretes mediocres y los resentidos que alcanzan el poder sobre otras personas. De quienes como toda muestra de su honorable honestidad se presentan ante nosotros exhibiendo las palmas de sus manos detrás de una expresión de asco en sus labios para asegurar luego que esas manos nunca mataron a nadie. De los pederastas enquistados en la iglesia.
            Dios nos libre a nosotros, y a ellos los perdone.

WORLD  LOGIC  TOUR
(Siembra de los medios ante la falta de noticias)

            Reginald Jewison continúa siendo noticia, aún antes de su llegada al país y dentro de su Impossible World Logic Tour. El astro es noticia y no justamente por sus presentaciones previstas en Dar-Es-Salaam, Djibouti y Berbera, sino por la cancelación de las presentaciones allí previstas. La estrella pop de la canción internacional debió cancelar anteayer  su concierto programado en la ciudad de Addis Abeba, debido a que su médico personal, el doctor Esculapio Sanes, quien lo sigue en la gira, opinó que el cantante sufrió un fortísimo dolor de cabeza previo a su show.
            El cantante declaró que sufrió un fortísimo dolor de cabeza previo a su show, confirmando en un todo las declaraciones del doctor Sanes, quien a partir de ser el médico personal de Jewison, cada día aumenta más y más su ya reconocido renombre.
            Por otra parte, una serie de análisis realizados ayer en el Deep Elizabeth Hospital de Kenya, revelaron ayer que el cantante había sufrido un fortísimo dolor de cabeza previo a su show, lo que aumentó tanto el prestigio del doctor Sanes como el del divo Jewison.
            Jewison -quien se presentará en nuestro país entre el 16 y el 29, en el estadio nacional de deportes, ya había suspendido ocho conciertos la semana anterior en Abbu Dhabi. En cambio, según voceros del cantante, la presentación en Nairobi se concretará hoy.
            No se ha conocido ninguna declaración oficial respecto a la situación legal de Jewison, acusado de abusar sexualmente de seis niños durante su última gira trascontinental.

LA  CANCHA

            Norberto Aloisio: Cuando en un partido vos sabés que el campo está bueno, es sabido que la pelota es redonda, pero en un campo que está poceado, empezás a dudar. Para el habilidoso como yo, modestia aparte, no hay como una buena cancha. También es sabido que el estado del campo de juego es tan importante como el estado físico de los jugadores, porque hasta los jugadores de mejor técnica se complican si el terreno es malo. Cuando me tocó actuar había muy escasos terrenos excelentes. La diferencia principal entre un campo bueno y uno malo es que en el bueno no tenés necesidad de mirar la pelota para jugar, y entonces se hace todo más rápido. Es fundamental jugar con una cancha buena porque siempre van a salir mejores partidos que en campos de juego malos. Por otra parte, la cancha es una de las tres verdades del fútbol: el jugador, la pelota y el campo de juego. A partir de este apotegma puede entenderse la gran importancia que tiene para jugar buen fútbol. En el país, el mejor campo fue toda la vida el de Cambaceres, y de los que yo conocí en el exterior, sin duda el de los Douglas Spitz, de Rumania.

LOS  IDIOTAS
(A los vecinos sensibles de Palermo)

            Hay gente, en Palermo, decididamente idiota. Se reúnen cerca de la Plaza de Güemes y Coronel Díaz y hablan sobre las posibilidades de mejorar las condiciones del barrio. Algunos de ellos aportan su trabajo idiota, otros sus idiotas ideas y los más ofrendan algún dinerillo idiota para comprar pintura y otras idioteces. Luego pintan, por ejemplo, una estación de subterráneo con colores fuertes y leyendas extrañas, así también sus convocatorias para las reuniones idiotas a las que son tan afectos. En el grupo hay médicos, arquitectos, amas de casa, empleados de comercio y pequeños propietarios, idiotas todos ellos como el que más. Cuando terminen con Palermo continuarán con otros barrios idiotas, quizás ciudades enteras se sumen a este idiota proyecto y financiarán campañas de vacunación, posiblemente acaben con cualquier endemia y es posible también que sirvan de mecenas para un alquimista que trastroque el agua de las zanjas en petróleo, para después fundar una universidad donde sólo asista quien esté motivado para hacerlo y donde sólo enseñe quien tenga la debida vocación. Luego de eso cualquier equipo de investigación zonal dependiente de la Facultad de Farmacia y Bioquímica encontrará en este barrio idiota la droga que clausure a la muerte de una buena vez, para que se sepa finalmente que la investigación idiota se llevó a cabo sin apoyo oficial alguno, aunque sea el oficialismo de entonces quien como siempre se arrogue la victoria de la vida. Amo a esos idiotas.

TODOS  TENEMOS  UNA  MUJER
(DE  QUIEN  ARREPENTIRNOS)
Al Barto, pobre.
            Antes y después de la Negra Pacha, todas cobraron conmigo. No sé por qué, pero algo hacía que las cosas terminaran siempre igual. Yo que les decía que se bajaran y se hacían las tontitas, o me venían con que por atrás no, qué sé yo. Siempre había un motivo para el bife. A la Negra Pacha se las hacía todas, y estaba siempre bien. Que por adelante, que por atrás, que por los cuatro costados. La Negra Pacha se bancaba un tanque Shermann. Un día cualquiera me llego hasta su casa de sopetón, y qué sé yo… ella estaba preparando unos tallarines caseros para llevar a la casa de su vieja. Me sirvió un vermucito con papas fritas y unos maníes. De eso a irse a las manos había un toque, y ella lo sabía. Estaba todo bien y le dí ahí mismo en la cocina, de parados. Por no sé qué cosa yo no llegaba nunca y ella se fue como tres veces. Creo que la cansé, pobre Negra.
-Bajate, le dije.
-No, me contestó.
            Luego, lo de siempre. Era la primera vez: Nunca le había dado una buena biaba, pero justo ahí se me ocurrió que un buen golpe podía ayudarnos. Me calentó mucho darle un buen cachetazo ahí mismo, ella sentada encima de la mesada, con la pollera manchada de harina. La Negra Pacha me miró con odio, pero enseguida le cambió la expresión de la cara. Dijo bueno, y yo entrecerré los ojos mientras se la sacaba. Lástima no haber visto que bajaba con el cuchillo de cortar la masa de los tallarines. Una verdadera lástima.


ADIOSESPEJO

            Lo último que ella hizo antes de marcharse para siempre fue escribir  "TE AMO" en el espejo del baño. Pese a que Pablo sabía que eso era sin duda una muestra de afecto, se disgustó bastante. Ella no podía ser contenida por nada ni por nadie, sobre todo en sus relaciones de pareja. Ella se había separado hacía muchos años de alguien a quien le gustaba definir como el hombre de su vida, un proctólogo de fama internacional que Pablo prefería no nombrar.
            Al recordar eso Pablo volvió a mirar hacia el espejo y se molestó mucho más aún que al principio. El modo en el mensaje era lo contradictorio: Por qué usar el baño para señalarle amor. Bastante escatológico era ese ámbito del baño, y encima verse obligado a limpiar la mierda del espejo, y encima recordar la triste historia del otro que evidentemente ella nunca pudo olvidar.


MIS  SOBRINOS

            Tengo muchos sobrinos, pero los mejores son los de Don Torcuato. Se comen las paredes. El más chiquitito empezó un día, qué sé yo. Le dio por ahí… Y el grande lo vio, o lo copió, o qué sé yo. El asunto es que se ponen a mirar la televisión aunque sea a upa de una y se las ingenian para acercarse de a poquito hasta una pared y empiezan a acariciarla. Con el correr de las noches aparece una mancha y después el agujerito. Claro, no hay empapelado ni pintura por buena que sea, que resista esos deditos. Mi prima Olga tuvo que poner en el centro de la habitación la cama del más chiquito -y el más activo- porque le apareció un agujero terrible en la pared de la cabecera, créame. Es un problema, porque una no sabe si les va a resistir el organismo. Y del grande también casi mejor ni hablar. El otro día lo llevaron a la plaza como tantas veces, debidamente metido en su arnés y es para no creer, pero consiguió meterse como seis piedritas de las rojas en la boca. Ese chico es muy inteligente. Elegía por colores, vea usted. Mi prima se dio cuenta porque tenía los labios manchados, el petiso. Pobre… Se ligó una murra que te la voglio dire, pero, ¿qué va a hacer la Olga?… Los asusta con el cuco, les dice que se van a morir de cáncer o que la van a matar a ella, de un disgusto. Ella en el fondo se ríe porque le acuerda que nosotras, a esa edad, también teníamos lo nuestro… pero no le contamos a nadie. Por eso ahora vivimos todos en departamentos, y aunque nunca le dijimos nada a nadie, parece que esos mocosos tuvieran una memoria especial, le juro. Al Ramiro (que es el chiquito) no lo puede dejar ni ir al balcón porque se come la tierra de las macetas y mea a los que pasan por la calle. Y claro, si no lo deja salir al Ramiro, por qué va a salir el Juan, ¿eh?, ¿por qué?


REFLEXIONES

(Aggiornando a Blas Pascal, con el debido
respeto y si es que se puede.
Extraído de la sección 3, parágrafo 214
de la edición de León Brunschwicg)

            A veces uno se detiene, perplejo, ante una duda y no puede siquiera preguntarse sobre lo que uno es, o sobre lo que uno debería ser. "El mundo está cambiando", sentencia uno, y lo que antes parecía nada más que una paradoja ahora es posible. La mujer que uno amaba lo ha abandonado para siempre, los amigos van y vienen, uno ha visto que los hijos se marchan más rápido de lo que uno los ha criado… Todo esto induce a uno a pensar que quizás fuera mejor plantearse al mundo de otro modo, o por lo menos desde otro punto de vista. Entonces, uno ha querido ser otro, sin las pasiones, sin las necesidades que el yo le impone desde adentro. Pero esas necesidades son terriblemente contradictorias: El hombre pretende mantener su integridad y su honra, viviendo sin descanso toda una vida con desesperación por la pérdida de sus bienes, un cargo, o por alguna imaginaria ofensa a su nombre y en el fondo sabe -y lo sabe bien- que ha de perderlo todo con la muerte, y para entonces toda la proposición ofertada a su yo será recibida sin la más mínima inquietud: sin emoción. (Mors última ratio).


MARCAS  DEL  HADA

            Ahora sé que todo es una cuestión de tiempo.
            He soñado, por ejemplo, que yo era tu perro y que vivíamos juntos en la vieja casona de tía Lidia, aquella de las altas puertas, el corredor larguísimo y las paredes conductoras de electricidad.
            Yo velaba por tu seguridad y había gente que te visitaba. Yo andaba por el pasillo vigilante, alerta y obediente, con esa desconfianza natural que llevamos los Dobermann.
            Luego quedábamos solos y me llevabas a la cama, y si bien teníamos una mutua ternura para con nosotros, seguía faltándonos el amor tal como yo lo entiendo.
            Te convertías en otra persona. Eras la mesera del café y no me dabas tampoco lo que necesito, pero qué puede exigir un perro…
            Tu rostro resplandecía hasta cambiar de forma. Tus ojos se volvían del color de la miel y tu voz sonaba en mi cabeza pero sin sonido alguno. Yo no puedo describir tu voz. Eras ya una tercera persona, el reflejo de un reflejo siempre hermoso y difícil de alcanzar pero no me dabas aún lo que necesito. Yo permanezco bajo este sol de noviembre solamente gracias a tu recuerdo difuso. Yo prevalezco entre las cosas que me rodean únicamente por la esperanza de ser algo de tí que todavía no tiene nombre.
            Aún sin conocerte, sé que si existe una respuesta, ella está en tí, por las marcas que dejas a tu paso. Eres indeleble y es por eso que he montado la guardia en la casa de aquel sueño por si se te ocurre andar por allí alguna vez, no importa cuándo.
            Porque ahora sé que todo es una cuestión de tiempo.

EL  AGUILA


            Hay que decirlo: Tito era macanudo. Lástima morir tan joven, vea. Un muchacho como él, qué sé yo. Tan talentoso. Abogado recién recibido, le juro. Y viene a matarse así, de repente. Volvía de Mar del Plata, y en una curva, ¡zas!… La fatalidad, que le dicen. Menos de cuarenta años, tenía el pobre. Pero murió en un acto.
            Cinco chicos tenía, el Tito. Y esos rulos. Aunque desde que se había recibido, se cortaba el pelo más cortito, qué sé yo… Más formal. Bueno, usted sabe, el cargo. Creo que era asesor del ministro, o algo así. Un político de raza, eso es seguro. A nosotras nos consiguió el permiso del municipio para instalar el negocio de la florería en la vereda de la calle Las Acacias. Y eso que ni habíamos votado por él. La verdad, a mí me parece que en el barrio nadie votó por él, porque acá no lo conocía nadie. A la señora sí. Una santa, la señora. Ella estaba siempre en casa. Él, con ese trabajo de político que tenía, volvía a cualquier hora. Siempre se escuchaba el auto a la madrugada. Un Renó azul tenía, el Tito. De esos tipo camioneta, para llevar a tantos chicos.
            Claro, seguro que con tantos chicos estaba acostumbrado a llevar más peso del que traía esa noche cuando volcó. Por eso debe haberse equivocado. Nosotras no manejamos, pero sabemos algo de coches. Papá siempre decía que las mujeres tienen que saber un poco de todo. Ni la Loli ni yo sabemos mucho ni sobre motores ni sobre hombres, pero estoy segura que el Tito esa noche venía borracho de felicidad. Estoy segura, además, que algo importante le impidió darse cuenta a tiempo del peligro en la curva ésa, claro, es imposible agarrarla bien a menos de ciento cuarenta.
            La loca que venía con él tendría que haberse matado, no el Tito. Flor de degenerada sería ésa. Dice la policía que cuando a él lo sacaron del auto, ya muerto, le faltaba un pedazo.
            Ése pedazo, claro. Usted me entiende. Acá en el barrio siempre se dijo que al Tito siempre le gustaron la velocidad, los autos preparados para correr y las mujeres fáciles. Por éso le decían el águila. Corredor como el Aguilucho tendría que haber sido, el pobre. Si se hubiera dedicado a las carreras no hubiera muerto de ese modo, sin cabeza. A la loca que iba con él no la revisaron, para ver qué era lo que tenía en la boca. Pero claro, como se trataba del Tito, uno de los mejores políticos del barrio, la salvaron solamente porque estaba con él. Y encima la atendieron gratis.
            Pero nadie sabe dónde está el pedazo que le falta al Tito.
            Qué destino, los peronistas. Perón sin las manos, el Tito éste, que era un águila, sin la cabecita. En una de ésas, en el cielo, se encuentran y pueden hacer algo juntos, qué sé yo.

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