viernes, 6 de septiembre de 2013

Dejarlo correr



Dejarlo correr:
Todo lo que ocurre es lo que pasa y si pasa
es lo que pasa, caracho, diría Cortázar: Todo pasa.

Como nosotros, nuestros días y memorias:
Nada de lo que hagamos resultará ser para siempre
ni jamás explicará el amor que sentimos esa vez.

Esta vez.

Habrá que dar la nota -cosa rara- para ser mejor de lo que somos
 y así entender el mapa del alma que nos atravesó.

Nos hizo forma y sustancia.
Nos hizo ser y estar y potencia y acto.
Tras nacidos, nos parió la muy guarra. Nos parió.
Mejor dejarlas correr -a la historia y a esa mina-
porque todo tiempo pasado fue mujer.

Dejarla, dejarla correr.

Así como el aire, como las olas
todo viene con el agua y todo lo que viene va
aunque imaginemos en nosotros cuerpos alados
luminiscentes, mejores o en todo caso distintos
nunca es profano eso que reluce
y que a los ciegos de espíritu se les antoja que es un dios.

Dejarnos correr:
Somos lo que pasa por la luz y por el agua y lo demás
es todo, todo una locura y al rato
apenas un recuerdo y con el tiempo con suerte sólo eso.

Nada más, pero tampoco nada menos:
Un buen recuerdo.

Habrá que dejarnos, 
dejarnos para ser.



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