domingo, 13 de julio de 2014

Después de la final



("Debemos estar prevenidos ante los medios de comunicación
 o nos harán amar al opresor y odiar al oprimido". Malcolm X.)
Gracias, Sabella, por la digna competición deportiva que le regalaste a nuestro país y a todo el mundo. Gracias por no enojarte cuando ellos te decían que estaba todo mal, cuando ellos reclamaban porque hacías los cambios tarde, cuando ellos criticaban porque hacías entrar a delanteros y les pedías un poco de entrega en el medio campo. Gracias por el blooper con el agua del Pocho Lavezzi. Gracias por el pasito hacia atrás que se convirtió en un paso de baile y ya tiene tu respetado nombre. Gracias por reírte poco, porque esto era cosa seria. Gracias por sonreír a veces, porque -como nos advierte Edgar Allan Poe en La Máscara Roja-: "Ellos tendrán risas, pero no sonrisas". Gracias, Sabella, por no haberle contestado al periodista que preguntó si estabas ahí por el culo del campeón. Gracias, Sabella, por la paciencia, por la sabiduría y la prudencia, por haberte bancado a la prensa canalla que deseaba lo peor para vos, para la Selección y para el país entero. Ellos mañana seguirán remando hacia atrás, para que nos gane el desánimo. (Pobre gente) No sé si podrán mirar a los ojos a sus hijos, aún cuando los lleven a Disney, para gastar su dinero en la capital del Imperio, pobre gente. Ellos seguirán instalando mañana la idea de que Argentina es una m..., pobre gente. Qué fácil sería hacer una nómina  con $u$ $ei$ciento$ $e$enta y $ei$ nombres. Sí: Pobre gente... Nosotros no somos como ellos. A nosotros nos quedan risas y sonrisas, porque nosotros -humilde comparación- nosotros somos como vos.
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