Despertate
beninún,
que no es
cosa de rezar.
Diez minutos
antes de la misa
de los
gallos maricones ha nacido
un pollo
verdadero, sin espiedos
y a la
imagen del hombre, criatura, sos el hombre
¡Despertate
beninún!
Hijo, no
sigas defecando sacrosanto
en el nombre
de los que toman a los niños
y escapan
del castigo
porque bien
chuparon la lechita de la verga
de un
innoble capellán.
Despertate
beninún,
no era cosa
imaginar
que la
dictadura estaba bien
porque nadie
que muriera se quejara.
Chico, no
sigas repitiendo el discurso infectado
de palabras
malignas que tu lengua reconoce
por el
detrito de esos anos
que te dicen
qué pensar.
Te regalan la
razón en el subte
-la
estación- y succionás gustoso el chancro
que supura la
nación nacida del polo negativo
es un
magneto es un clarín
la surgente
letrina cancerosa
que te dice
qué pensar.
Y
llegás al restorán de los milagros y te quejás
porque no
hay papa pero el menú está escrito con puré y no contento
ni con eso
ni con nada alzás tu horrible vozarrón y luego
lo escribís
con todo orgullo en el libro de tus quejas y más tarde te reís
porque vos
siempre te reís.
Despertate,
beninún,
no te quejes
por la tarde
porque los
pobres hcieron un piquete que te jode
y te dictan
por la radio que son malos.
Tan malos
son que les pagan por hacer lo que no les gusta
pues son
malos, todos malos
menos vos
porque creés, porque solo alcanzás a tu ego
cuando
alguien te confirma que sos un gurí bueno
y si suenan
en tu oreja purulenta los dueños de esas voces crueles
esos machos
que cargan la pistola
con toda
pero toda tu maldita indignación.
Despertate,
beninún,
no hay razón
para defenestrar a esos pobres negros que te sirven,
la gilada
que –te dicen- que no sabe, que –te dicen- no se da cuenta
pues –le
dicen- qué pensar.
Y cuando
llegás a casa, rapaz, te relajás con la tele
que es la
radio y que es el diario
todos ellos
tu nuevo dios
y sentís que
te da algo pero sos vos el regalado
¡despertate,
beninún!
¡Despertate,
beninún!
Tenés ahí el
pitito para usarlo, la vaginita o lo que haya,
lo que haya
para pensar, bebé, y no te regales porque entonces
salvo rezos
o un espiedo no habrá cosa para dar.
Reproducción total o parcial permitida para fines no comerciales. Por favor cite la fuente.
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