martes, 16 de julio de 2013

Una noche, Prim.ar Ock



Para Luis Alberto Spinetta.

Nunca hubiera imaginado que tu voz
se clavaría tan hondo en mi cerebro, Flaco.
No lo imaginé.

Aquí llegó la noche y vos tan claro,
tremendo y hecho luz en carne y voz.

Tan te quiero, ¿dónde estás?

Ganas de copiarte una vez más
pero esta noche no.

Caen lágrimas porque cómo dónde estás...
si ahí estás y estás en mí y estás aquí y estás en todos
porque vos sos todos y entre todos estoy yo, preguntando la belleza
de tanta palabra oportuna y silogismo subvertido, hijo querido,
hermano displicente, lejano papá.

Amigo...
Amigo que no está.

Es lo que hay, diría el buen Agüero
o el samovar de Czainik y su infusión hirviente:

Una noche, soledad.
Le echo un whisky al escritorio y me deslizo hacia arriba por un rato:
El cielo y esa voz.

Tu voz.
Un sonido que es el todo y es el tiempo y tu mirada, que nunca me tocó.

Hay una sed de perro en mí que no aplaca el escritorio, no la apaga
la lágrima vertida pues te extraño sin haberte conocido.

Por suerte aparecist hace mucho para todos, encendiendo la palabra
y hace un rato te llegaste aquí en la tele
-que no es el canal de la yeta, claro está-
te caíste en mi casa, para mí
y hubo emoción en mi rato de nada
y estallaron el cielo y los umbrales:

Suena tu voz.
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